El diamante es el amuleto del amor y un símbolo de compromiso inquebrantable. Podría decirse que es el soberano entre las demás gemas, viene del griego adámas, que significa invencible e inalterable y es la joya de los nacidos en el mes de abril.
La única gema hecha de un solo elemento, ya que por lo general, tiene aproximadamente un 99,95% de carbono. La composición química, proceso de formación y estructura cristalina, es lo que hace que esta piedra sea maravillosa. Adicional a ello, tiene una dureza de 10 en la escala de Mohs, es decir se trata de una piedra tan dura que solo puede ser rayada con otro diamante.
Cada diamante es único y ninguno es absolutamente perfecto, sin embargo, para tener un referente y poder valorar la calidad de esta piedra, es necesario revisar las 4C.
En el año 1940, el Instituto Gemológico de América (GIA) estableció las denominadas “4C”, (International Diamond Grading System), que hasta la fecha es el estándar mundial para evaluar la calidad de un diamante. Se trata de cuatro factores; Peso (Cara), Talla (Cut), Color (Colour), Pureza (Clarity). Veamos a continuación cada uno de ellos;
PESO:
Es importante tener en cuenta que dos diamantes de igual peso y tamaño pueden tener valores muy diferentes, dependiendo de la calidad de la piedra, al examinar los otros miembros de las Cuatro C: Claridad, Color y Corte.
Aclarado lo anterior, es preciso indicar que los diamantes y en general las piedras preciosas se pesan en quilates métricos, un quilate se divide en 100 puntos. Por ejemplo, un diamante de 50 puntos pesa 0,50 quilates y mide aproximadamente 5.0 milímetros.
No obstante, la medida o tamaño del diamante no siempre depende o es proporcional al peso de la piedra. Puede variar algunos milímetros dependiendo de la talla, es decir del corte o forma del diamante, si una piedra se ha tallado con mas profundidad que otra, o si una tiene una forma diferente a la otra (forma redonda, ovalada, pera), la medida tiene una leve variación.
Sin embargo para tener un referente en cuanto al tamaño a la hora de elegir el diamante ideal para tu joya, se deja el siguiente grafico, en donde la abreviatura “Ct”, hace referencia a los quilates del diamante, y “mm”, al tamaño del diamante en milímetros:
TALLA:
En cuanto a la talla, se tiene que la forma en que un diamante es cortado, es decir “tallado”, es proporcional al brillo que este tenga. Dicho de otra forma, la belleza de un diamante depende más de la calidad del corte que de cualquier otra cosa, esto se debe a que un buen corte incrementa el brillo en la piedra.
Así las cosas, cuando se valora la talla, no se esta valorando una propiedad natural de la gema, si no el trabajo que el hombre ha hecho en ella, al cortarla desde su forma original, en bruto, para obtener como resultado final una piedra con un buen brillo.
COLOR:
Para valorar el color, se debe tener en cuenta lo blanco que sea el diamante. Mientras mas blanca sea la piedra, es decir mientras menos color tenga y mas alejada este de tonalidades amarillas mayor será su valor.
Para ello la GIA estableció una gama de clasificación del color, esta clasificación va desde la letra “Z” hasta la letra “D”, y se valora por lo cerca que este la piedra a la falta de color, es decir a la letra “D” que significa “blanco excepcional +”, cuanto menos color, mucho mejor (ver gráfico).
Nota: Se exceptúa de la valoración del color los diamantes que se dan naturalmente en tonalidades diferentes al color blanco (naranja, verde, azul, rosa).
Un buen diamante para una pieza de joyería, se puede enmarcar dentro de la clasificación que va desde la letra “H” que significa “blanco”, hasta la letra “D”, “blanco excepcional +”, los diamantes clasificados por debajo de la letra “H”, son diamantes que presentan color y tonalidades amarillas.
Los diamantes que contienen las joyas de Pura & Sacra ®, son diamantes que por lo general se clasifican en el rango que va desde la letra “H” hasta la letra “D”. Estas características las podrás apreciar en el “Certificado Gemológico” emitido por un calificador ( gemólogo), que entregamos con la adquisición de cada pieza.
PUREZA:
Para valorar la pureza, se debe tener en cuenta la falta de inclusiones e imperfecciones dentro de la piedra, mientras menos inclusiones e imperfecciones tenga un diamante mayor será su valor.
En este sentido la GIA estableció una escala de clasificación de once grados, que se enmarcan dentro de las siguientes categorías; “I”, “SI”, “VS”, “VVS”, “IF” y “FL”. Cuanto más arriba este la piedra en la escala de clasificación, es decir, mientras más cerca esté a la categoría “FL” menos inclusiones tendrá (ver gráfico), veamos a continuación;
Los diamantes clasificados dentro de las categorías “I” y “SI”, son diamantes “con inclusiones severas” y “ligeramente incluidos”.
Los clasificados dentro de las categorías “VS” y “VVS”, son diamantes “muy levemente incluido” y “muy muy levemente incluido”. Un buen diamante para una pieza de joyería se puede clasificar dentro de estas categorías.
Los clasificados dentro de las categorías “IF” y “FL”, son diamantes, “sin inclusiones y pocas imperfecciones”, y “sin inclusiones o imperfecciones visibles”, la GIA los denomina “internamente perfectos” y “perfectos”
Mencionado lo anterior, es preciso indicar que esta gema, se forma en la profundidad de la tierra, bajo un calor y presión extremadamente alto, lo que da lugar a sus marcas de nacimiento, que son las “inclusiones” e “imperfecciones”, es por ello que los diamantes clasificados dentro de las categorías “IF” y “FL”, son piedras excepcionalmente raras, pues como ya se explicó, son impecables sin ninguna imperfección ni inclusión, lo que hace que aumente significativamente su valor.
Los diamantes que contienen las joyas de Pura & Sacra ®, son diamantes con una pureza clasificada por lo general dentro de las categorías VS y VVS. Estas características las podrás apreciar en el “Certificado Gemológico” emitido por un calificador (gemólogo), que entregamos con la adquisición de cada pieza.
Todas las joyas de Pura & Sacra ®, que contienen diamantes, son entregadas con su certificado gemológico, emitido no sólo por nuestro comercio, si no también por un especialista en la materia (gemólogo) quien es el acreditado y facultado para certificar la calidad y autenticidad de las piedras.